No sé extrañar.

No sé extrañar, todos los días lo hago. Extraño tantas cosas, como si hablara de hormigueros, cientos y cientos de hormigas emergiendo y,cuando siento que ya no se pueden extrañar más cosas, vuelven a emerger.

¿Qué hace eso ahí? ¿Por qué nunca lo vi?

Extraño las cosas que no hubo en mi vida, extraño lo que me pudo haber hecho mejor y más segura, extraño los abrazos, las caricias y los besos, extraño despertar alegre, extraño presumir mi vida en la escuela, extraño cosas que para los de aquí y para mí fueron imposibles.

Y extraño tantas cosas que al final llego a la conclusión de que extraño la que yo no soy, la que nunca fui y que por más que me esfuerce nunca voy a ser. Porque hoy cuando quiero demostrar seguridad me muestro cobarde.

No es bueno y pudo ser peor. 

Pero estoy alegre, alegre y melancólica de estar viva.