¿A qué le llaman madurar?
Yo no lo sé, pero si ese término se refiere a que las personas cambian y toman todo en serio, yo no desearía una humanidad madura.
Quisiera saber qué tanto bien he causado, cuántas vidas mejoré con la mía.
Que éste frío viento congelé mis buenos recuerdos.
En serio quisiera ser mejor. Más segura.
Recuerdo cuando no me importaba lo que estaban haciendo otras personas, cuando los celos no me acompañaban, cuando estaba sola y no me disgustaba. Sin amigos, con problemas.
Ahora existe una persona que roba mi sueño, hace que mi mente viaje tanto hasta lastimarme, necesito su compañía, es mi amigo, es mi todo.
Que éste frío viento me regrese la fuerza.
lunes, 28 de enero de 2013
lunes, 14 de enero de 2013
Lluvia de ideas
Hay algo que absolutamente todas las personas (sin importar color, creencias, facciones, olor, gusto y todo eso que nos hace diferentes) tenemos en común: nacemos sin experiencia.
¿Alguna vez lo habías pensado? Nunca hemos vivido otra vida o, si es así, ni siquiera lo recordamos.
Todo es nuevo, conocer a mamá y papá (por fortuna para mí, conocer a una maravillosa hermana).
Aprender a sentir felicidad, tristeza, desesperación. Crecer e ir descubriendo creencias, personas, lugares.
Saber que a veces ser feliz está basado en hacer felices a los que amamos, sólo a veces.
Amigos, enemigos (porque sí, los enemigos también existen aunque algunos fingen amar a todo el mundo) y personas que simplemente ves pasar, todos cada segundo somos nuevos, importantes e insignificantes.
¿El objetivo? Dejar de anhelar experiencias porque simplemente todo siempre será distinto y nunca antes vivido.
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