Suspiro tratando de buscar las respuestas a las miles de preguntas que se encuentran estancadas; me encuentro confundida.
¿Lo estaré haciendo bien? ¿Realmente estoy siguiendo mis sueños?
No sé qué fue de mí, lo último de lo que me enteré fue que me gustaba la psicología y la canción "march on" no salía de mi cabeza, pero eso ya tiene años.
No me siento capaz de contestar quién soy y qué quiero, me acostumbré a reducir mis sueños por miedo al fracaso, dejé de usar mis alas hasta que se me olvidó cómo se vuela, cerré mis ojos a las metas que tenía y cuando los abrí sólo había hojas grises que traía el frío viento, mis lágrimas se congelaron y se mostraban sólo en la oscuridad. El tiempo nunca se detuvo pero mis ganas de vivir se apagaron en menos de un segundo.
Quiero contagiarme de ganas de respirar, dejar de pensar en los problemas existentes y en los que vendrán, quiero enfrentarme a mi misma para poder enfrentar al mundo, quiero salir de esta maldita jaula en la que se convirtió mi mente, quiero librarme del dolor de espalda que me regaló el estrés.
Necesito sentirme útil antes de que el frío destino me haga parte de él, necesito definirme de una vez. ¿El problema? No sé cómo hacerlo.
No sé lo que el tiempo traerá, no sé si lo que estoy haciendo es realmente lo que quiero, no sé si aun puedo corregir mis últimas decisiones, no sé que tan bueno sea mi arrepentimiento, estoy segura que nadie me entenderá ¿por qué? porque ni siquiera tengo identidad. Me siento como un perro callejero que esta solo, a veces convive con otros perros callejeros, a veces las personas se compadecen de él, es de todos y no es de alguien, vive de las migajas de las que se ha acostumbrado, se deja golpear y maltratar, camina bajo la lluvia buscando a una persona que lo deje entrar en su hogar y poder reconstruir su autoestima, me siento como un perro de la calle que con un poco de atención y cariño podría ser un guardían.
Jodida, hoy estoy jodida.
¿El sol? HOY NO EXISTE EL SOL.
Cambio y fuera.